martes, 21 de diciembre de 2010

Lo que sucede conviene

De todo se puede sacar una enseñanza. Ya sabía yo que la nieve no caía por gusto. Me he pasado días buscándole más razones de su fenomenalidad y he llegado a muchas conclusiones y reflexiones personales. Independientemente de las ya establecidas y fijadas por sus conocedores, quienes siempre me han explicado el valor increíble que tiene para el medio ambiente, las plantes, la fauna y la vida en general. Yo me he puesto a analizarla desde el punto de vista cubano. Es sencillo y muy divertido. Vamos al otro párrafo.

Resulta que desde que estoy apilando la nieve, una actividad diaria de casi tres turnos, los dolores de espalda han desaparecido. Con ello desaparecen por momentos también las preocupaciones y esos pensamientos intensos que me asaltan con respecto a los amigos, la patria (me refiero a la patria apolítica, la familiar) y la familia. Son momentos de verdadero recreo y relax. Nunca fui tan completo y realizado. ¡Qué pobre infeliz soy! Afuera uno hace el contacto con sus vecinos, tira su chiste, comparte opiniones y posiciones, etc. Además de que al hacer la actividad para los demás también, ya que le hago el trabajo a mis viejitos suegros, uno siente una satisfacción que se apodera de ti y te hace más feliz en el momento. Puede que sea también un acto de creatividad, ya le preguntaré a Mano en su momento.

Me hago amigo de la nieve

Creo que todas estas reflexiones me llevan a pensar que me he hecho amigo de la nieve. Viendo todas las ventajas para mí como ser humanos – y también para los demás – no me quedan más dudas y pienso que la nieve es buena, más que eso, buenísima. Detlef, un vecino que limpia la calle Am Krämer, me lo decía a diario: “Raúl, no te quejes más, alégrate que haces esa actividad física. Tú verás que eso te hace bien al cuerpo y al alma”. Me lo decía y yo me reía con cierta ironía y le decía que eso era imposible de pensar para un cubano. Él decía que mientras los demás están en sus casas descansando y comiendo demasiado, nosotros hemos dejado de comer y encima de eso estamos quemando grasa. Detlef limpia la calle completa todos los días, es un monje casi en eso de la limpieza. Ahora lo veo como un sabio.

El tiempo nunca falta

Pensando y haciendo inventario sobre el tiempo me da por pensar en aquellos que siempre se quejan y que nunca tienen tiempo. Yo no sé, pero desde que me levanté estoy usando el tiempo. Lo primero que hice después del desayuno fue cocinar los frijoles colorados en la olla de presión y los escalopes de bistecs de pollo. Todo lo hago a mano y bio. El arroz lo hice ahora mismo, que es lo último que hago. Le regalé a Detlef también un pozuelito con frijoles, él quería probarlos. Los frijoles me quedaron de puta madre, con jamón ibérico, chorizo & Co. Pues bien, siguiendo el tema, me ha quedado tiempo para escribir esto y quizás eche una partidita de ajedrez online. Ah, se me olvidaba, fregué toda la vajilla. Romy tiene mucho trabajo y anoche se pasó la noche frente a la tele planchando toda la ropa de las dos casas.

Quería escribir también que a las 12 salgo para el trabajo hasta las 8 de la noche. ¿Qué les parece? Es sencillo, sin anestesia y no duele. Al contrario, hace feliz. En esto momentos estoy aquí pensando en ustedes, escribiendo y tratando de transmitirles estas experiencias. Vean las fotos y verán como la nieve lo bloquea todo. La ventana del baño casi ni se puede abrir con el peso de la nieve. Afuera el suegro no podía pasar con su coche, el cartero lo bloqueaba y mi vecino El General también apila nieve como un mortal. Es pura enseñanza la vida.

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