martes, 21 de diciembre de 2010

La fuga del paraíso

Herleshausen

La cita para esa noche no estaba acordada. Nadie sabía que la noche del 21 de diciembre de 1989 saldríamos la familia González Betancourt rumbo a la Alemania occidental y que lo haríamos para siempre; al menos por tiempo indefinido. Una semana antes yo era todavía el Jefe de Grupo de la misión cubana en Roßwein y el Jefe de Sector de cuatro ciudades donde había albergues de jóvenes Cooperantes Socialistas (CS). Todo empezó con los cambios o la apertura democrática que se sucedía día a día en la ex RDA y nosotros los cubanos, que hasta el momento nos creíamos observadores pasivos de todo cuanto estaba pasando, nos vimos involucrados de pronto en algunos problemas. Mientras más elevado el cargo más problemas podías tener.

Al colectivo de cubanos de Roßwein habían ingresado a principios de diciembre 18 cubanos procedentes de Guantánamo y con los 43 cubanos de Camagüey hacíamos 61 cubanos en total. La nueva tropa de CS recibía el bautizo de los cambios en la Alemania oriental y no entendía nada de lo que estaba pasando, tampoco el idioma. No obstante, estos nuevos CS amenazaban a la dirección alemana con una huelga de trabajo en la empresa de forja de la ciudad. Entre tanto ya José Raúl, el Jefe de Grupo del colectivo, debía regresar cuanto antes a Cuba por no querer acatar las órdenes de sus superiores: regresar inmediatamente a Cuba cuando Fidel Castro lo diga. Esto fue lo que nos habían dicho a los jefes de grupo reunidos en Leipzig; pero sobre todo con más énfasis a los que teníamos familia alemana.

Fueron días turbulentos y de muchos cambios. Ya se podían prever muchas cosas, lo que pasaría en lo adelante. Pero los hechos se precipitaron cuando llegó la noticia de mi ticket reservado en lista de espera de Cubana de Aviación para el martes 26. Recibo la noticia ese día 21  a las 3 de la tarde. A las 9 de la noche viajábamos ya rumbo a la frontera alemana de Herleshausen, cerca de Eisenach. Llevábamos solamente lo imprescindible y el pasaporte con visado de mi cuñado. No fue fácil el cruce a la libertad, pero a las 2 de la mañana del 22 de diciembre ya pisábamos nuevo suelo patrio y esta vez por tiempo indefinido. 21 años hace ya de la fecha y evocarla me hace revivir momentos difíciles. Qué no se hace por vivir con su familia, feliz y contento de estar juntos.

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