Mi sobrina Gladys cumple hoy 19 años. ¿Qué hacía yo a esa edad? Ah, ya recuerdo, corría el año 1979 y yo estaba en el cuarto año de mis estudios en la Máximo Gorki, era un pepillo empedernido y mi profesora de lingüística nos decía que pertenecíamos a la generación de los indolentes. Nos reíamos de todo el mundo, hasta de los impedidos físicos y los ancianos. Los niños no existían para nosotros. Creo que tenía razón.
Según las noticias que nos llegan de Cuba, gotita a gotita, mi sobrina trabaja en la fábrica de helado en el reparto de Las Mercedes. Por lo que veo, ya la vida sería empezó. Ahora todo es decisiones y responsabilidades, el destino en las propias manos. Pero bueno, no hay que exagerar. Sabemos que en Cuba a esa edad y viviendo con los padres todavía, falta un poco de madurez. Es bueno que sea así. La vida hay que cogerla suave, poco a poco. Los cubanos nacimos para disfrutar y decimos preferentemente: “mañana, mañana…”. Así espero también con mi prima.
Entonces sobrina, te deseo mucha salud y felicidades; pero también sueños cumplidos. No te conozco personalmente y no estaré allí contigo festejando tu día; pero yo sé que tú sabes que yo pienso en ti y que brindaré por tu día.
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