El día está lluvioso, de ventolera y nada de sol. No obstante, nos fuimos a compartir con los soldados y las familias romanas. Tienen el campamento en la parte alta del bosque y allí han dormido y todo en sus casas de campaña. Para los más pequeños eso debe ser una aventura única. Los soldados con sus armaduras, sus armas y sus ejercicios, mientras que los civiles atendía a los Kadenbacheros en su taberna o las familias frente a las carpas.
Aquí van pues las fotos. Unas viendo el ejercicio, otras tomando vino o dándoles su yerbita a los caballos. Quiero aclarar que la vestimenta de los romanos se sigue confeccionando a la vieja usanza y que un vestido, mayormente hecho a mano, puede costar entre 300,- y 500,- Euros. Nada barato. Sólo los romanos adinerados podían tener mejores vestimentas o armaduras.
Con ellos conversé en un aparte y les conté de mi amigo celta. Les conté que Mano es celta y de que también me dijo como se tomaba la cidra. Ellos escuchaban muy atentos.
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