El leñador hace lo que la da la reverendísima gana. Teníamos fijado que entregara la leña mañana sábado y se apareció en casa con el cambión de madera. No nos quedó más remedio que batirnos a brazo partido con la leña. La motivación: nos acordamos del crudo invierno que no hace mucho dejamos atrás. Pero también gracias a Dios llegó Dav con su amigo y nos echaron una mano. Matamos el curralo en unos minutos.
Y nosotros, nosotros quedamos nocaut en el sofá. Se nos juntaron todos los achaques y ahora nos turnamos para levantarnos. Ya dejamos atrás los años juveniles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario