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Las mujeres son como los volcanes y los vinos, con el tiempo se activan y se ponen mejor. Esto es verdad, yo lo confirmo. Mi esposa a los 43 años es un verdadero bombón. Y eso que cada día se pone todavía más bonita. A mí la edad me deteriora, a mi esposa la mejora. Bueno es verdad, cuando la conocí tenía solamente 17 años y era una quimera de sueños sensuales. A pesar de que era menor de edad, pero no pude contenerme, la quise solamente para mí, la veía como un diamante codiciado. Sabía que el tiempo y el amor me la trabajarían con cuidado y elevaría su valor. Ahora soy un orgulloso propietario de una joya de incalculable precio y me quedo con ella hasta que la muerte nos separe. Sí, claro, no solamente por aquello que dijo la abogada en la Rathaus de Roßwein „Hasta que la muerte os separe“. Lo dijo en alemán. Sino también porque a su lado he conocido la verdadera felicidad.
Hoy, bien tempranito, la llevé al trabajo. Me cuesta trabajo abrir los párpados por las mañanas tempranito y salir del calorcito de la cama; pero a las 6 de la mañana ya estaba en pie como el primer regalo para mi esposa. Quería ser el primero en felicitarla y darle el primer regalo mío, llevarla al trabajo como a una reina. Se lo merece y todavía mucho más. Con todos los dulces que hizo para sus compañeros y las cosas a cargar, había que ayudarla de todas maneras. Quién mejor que yo entonces.
Ahora estoy pensando traducirle a Romy todos estos encomios aquí plasmados para ver si cojo cajita hoy. Aunque pienso que será un día de trajines y la gente matándose para felicitarla. Pienso poner afuera, en la calle, un desvío para los coches. Así que hoy de seguro que me voy en blanco. Lo importante es que ella tenga un día especial.
Bueno y ahora te felicito, mi vida. Te deseo muchos años de salud, de amor y de paciencia con tu esposo. Qué seas feliz cada día de tu vida y que todos tus sueños sean cumplidos. Tu esposo que te adora, Raúl.
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