sábado, 13 de noviembre de 2010

Reflexiones posteriores al campeonato

Sé que mi victoria, ganar de nuevo el campeonato de ajedrez relámpago 2010, ha sido pírrica. La fundamentación es la siguiente: Los ajedrecistas del Club de ajedrez de Hillscheid tienen muy poca fuerza de juego. El único que puede hacerme pároli es Berthold. En los últimos años he visto como las fuerzas de este gran jugador del ajedrez amateur van en picada, lo que facilita mi tarea. Los demás, sin excepción de ninguno, tienen muy poca experiencia y juegan un ajedrez de muy poca fuerza en todas las disciplina y más todavía en el ajedrez relámpago de cinco minutos.

En cuanto a mi persona puedo decir lo mismo. Para esto me comparo por ejemplo con los ajedrecistas de los clubes de Coblenza. Cada vez que juego allí algún campeonato, en dependencia de los jugadores de turno, siento que mi fuerza ajedrecística también va en picada, es la edad, quizás mucho más rápido que la de Berthold. Hay muchos jóvenes, entre 12 y 16 años, que juegan muy fuerte, además de los jugadores experimentados y fuertes que ocupan todos los primeros puestos de los campeonatos.

¿Por qué juego entonces un campeonato que no pueda significar mucho para mí? Esta pregunta no la puedo responder fácilmente. Quizás sea por la necesidad de verme reafirmado, de sentir que todavía cuento, la experiencia de saberme todavía mejor que otros, no importa que los otros sean más débiles, pues casi siempre el perdedor es más débil. Todos los seres humanos experimentamos varias veces en la vida nuestros límites y sin embargo estamos dispuestos al combate, que nos reafirma y nos mantiene activo. Quizás también por aquello de que los demás también se ven o verán en la misma situación y nosotros buscaremos los de nuestro nivel para medirnos y sabernos todavía mejores o iguales que los demás. Nadie quiere ser el último.

No obstante, por encima de estas reflexiones personales algo subjetivas están tal vez los sentimientos y los lasos de pertenencia a un grupo o equipo. Los miembros de mi club me aprecian y valoran mi fuerza. Todos me aceptan como el mejor actualmente y se alegran por lo tanto de victorias. Así me han elegido para dar unas simultáneas el sábado 27 de noviembre en el Mercado de Navidades de Hillscheid, frente a neófitos del juego ciencia, aprovechando el flujo de personas que asistirán ese día a las actividades de la fecha.

Mis camaradas del club me esperan también para el día 11 de diciembre, para el Campeonato de ajedrez clásico. En realidad debería llamársele ajedrez rápido por el tiempo que se dispone, de 20 minutos por partidas. El ajedrez clásico en sí está estipulado a dos horas, con sus adicionales cuando las partidas no se deciden en este tiempo; pero nadie quiere jugar ya estas partidas muy largas. La aptitud deportiva se impone sobre la aptitud reflexiva del juego ciencia. Son los nuevos tiempos. Por eso le llamamos ahora clásico al juego de 20 minutos cuando lo imponemos en un campeonato de club.

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