“Ninguna otra bebida aviva tanto los sentidos del ser humano como el vino”. Este lema estaba al principio de la entrada a las viñas de Winningen. Escogimos esta ciudad de las orillas del río Mosela por sus construcciones medievales, sus gentes y sus calles siempre hospitalarias, el celo que sienten en el cuidado de la naturaleza y las tradiciones ancestrales de sus moradores.
Aquí va primero una traducción del primer letrero grande que nos encontramos en las primeras terrazas:
Un año lleno de trabajo. El vinicultor como viticultor, bodeguero y vendedor. Arar la viña y sembrarla de nuevo. Restaurar los muros, cortar las cepas y prepararlas. Cuidado del suelo: Arrancar los retoños sobrantes, fijar los brotes jóvenes a las estacas. Llevar a cabo medidas de protección de los retoños. Podar los retoños y efectuar la cosecha. Bodega: Preparar los toneles y aparatos para la cosecha. Prensar con cuidado la recolección, en caso necesario llevar a cabo el tratamiento del mosto, controlar el proceso de fermentación, trasegar el vino de la levadura; fomentar, filtrar y transvasar cautelosamente el vino. Administración y venta: Confeccionar las listas y ampliarlos con nuevas cosechas. Limpiar las botellas y dotarlas de nuevas etiquetas y corchos. Medidas de fomento de venta: Presentación creativa de la empresa, degustación o cata de vinos, fiestas del vino u otras actividades, suministros y envíos, contabilidad de los vinos de otoño, de bodegas y botellas.
En este álbum de fotos escogidas van a vernos durante dos horas por las diferentes calles de Winningen y por sus terrazas de las viñas. En unas está Romy bailando, dice que de alegría y felicidad por que el día está muy lindo y después de la gran caminata nos sentaremos a almorzar por fin en un restaurante típico de la aldea. También le hice fotos junto a unas plantas que sueltan muchas pelusas y que no sé cómo se llaman. También podrán vernos junto a las vistas hacia el río, desde la última terraza, con el puerto abajo y los barcos.
Al final nos sentamos en las mesitas de la calle de un restaurante y el vino blanco frío y dulce, con el sol del mediodía y la abundante comida nos dejó bajo conteo o ko técnico. De allí salimos a comprar unas botellas de ese vino sabroso. Aquí el vino vale la mitad del precio y su calidad es segura. Uno prueba los vinos con el bodeguero y está seguro.
Conversando con la mujer del restaurante, ella me contó, a mis indagaciones, que efectivamente en la ciudad vivió la señora Bauersfeld, la esposa del banquero. Resulta que en el año 95 nosotros tuvimos a esa señora en nuestra residencia y ella nos contó que siendo joven su esposo fue víctima de un asalto al banco de la aldea. Cómo él era sordo, pues no oyó cuando el asaltador le exigió que levantara las manos. El caso salió en los periódicos y todo. Entonces fui a la casa en que había vivido, guiado por las explicaciones de la mujer del restaurante y le tiré una foto a la casa.
No se pierdan el álbum, las fotos son únicas.

En cada foto del álbum Raúl ha puesto una breve explicación, o bien una traducción introductoria. Cojan ejemplo, primos.
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