jueves, 28 de abril de 2011

VALOR EN LA VIDA

Reflexiones de plenitud
Toda la vida nos han dicho que necesitamos trabajar hacia algo. Ya sean buenas calificaciones o una carrera, nuestra meta siempre ha sido lograrlas y, mientras crecíamos, nos hemos preparado para perseguir el sueño. ¡Seamos honestos! Ninguna madre jamás dijo: "Querido, quiero que desperdicies tu vida observando a la hierba crecer".

Crecí queriendo el éxito tanto como cualquiera y pensé que sabía qué significaba el término. Ahora me doy cuenta de que no tenía ni idea de lo que significaba el éxito.

Hemos definido el éxito por los empleos que tenemos, el dinero que hacemos y más aún, las cosas que poseemos nos han definido en algún momento de nuestras vidas. Todavía sigo persiguiendo el sueño pero de una manera diferente.

El éxito para mí no es lo que hago... es lo que dejo atrás.

Quiero estar firme por algo y hacer la diferencia cuando cuenta. Me doy cuenta de que el crecimiento personal no trata de mí mismo.

Soy una esposa y madre y me doy cuenta de que crezco cada día de las maneras más pequeñas. Observo a mi hija, ese milagro extraordinario con el que fui bendecida, y me viene la claridad como una bofetada al rostro. Ya no trapeo la casa pensando que soy inútil para el mundo porque no tengo un empleo que hace mucho dinero. Estoy haciendo lo que cada mamá desearía hacer: ¡ser una participante activa en la vida de mi hija! Entré en esta situación ciegamente pero no estoy ciega al respecto. Me recuerdo que soy bendecida cada día. Para mí eso es éxito.

Miro a mi esposo, cuando no me ve, y me sorprende cuánto lo amo. Nunca ha pasado un día en el que no haya aprendido algo de él. Sé que he hallado a mi alma gemela ¡y que nunca estaré sola de nuevo! Para mí, eso es éxito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario