Quiero contarles rápido que después de la disertación me puse a jugar ajedrez online. Ustedes no pueden imaginarse que ripía me dieron. Y para que vean que todavía estoy entero, acabo de hacerle una foto al tablero con la posición y aquí va. Eso me pasa solamente cuando estoy con los sentidos algo embotados por el vino, sino hay que batirse conmigo. Me pasó también porque estaba ganando y lo tenía ya para darle mate. No voy a decir que color de piezas tenía para que el que juegue ajedrez se dé cuenta y me pregunte.
Bueno no quiero exagerar, pero un tipo con esa fuerza de juego no puede hacerme eso. Aquí va también una foto macro de la anotación de las jugadas para que ustedes vean bien clarito que muy bien podía haber ganado, que sólo me pasó porque yo había perdido un poco la razón…
Desde la cocina oigo a Romy como me grita: “¡Rauuuuuuuuuuuuuuuuúl, ven a ayudarme…!!!!” Y fíjense bien que le puso el acento solamente a la última “u”. Ustedes no saben cómo eso me altera. En el trabajo hablan así, los alemanes todos. Suena que parece que me dicen “Rául” y alemán hay una palabra que empieza con la “f” y que la entonación es parecida al Rául mal acentuado y que se dice “faul” y que quiere decir holgazán, vago, etc.
Quisiera concentrarme, pero cuando oigo la voz de Romy, muy femenina, demasiado, gritando femeninamente mi nombre. Y ustedes saben, pienso que por experiencia, que no es lo mismo decir Raúl, así secamente y cortante, que decirlo con la retahíla de úes, no sé ahora el plural de la “u”, eso me enciende. Pero yo me hago el sueco y sigo escribiendo aquí…esperen, creo que Romy viene con una cazuela por la sala y esto se va a poner mal…no me importa que no coja cajita hoy…
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