Aunque se trate de Caperucita, empezaremos con nuestro análisis con el bosque. El mismo se presta muy bien como metáfora y por lo tanto resultará fácil para extraer las enseñanzas que el cuento nos pueda dar.
El bosque es un lugar lleno de árboles y animales. Perderse en el bosque es lo más fácil que pueda pasar. Es así porque el bosque es parte de una naturaleza que encanta a los seres humanos y además es tan inmenso que uno se pierde por sus vericuetos caminos, con sus pocos claros y su tupida vegetación. Encima de eso te puedes tropezar con un lobo malvado y listo a mitad de camino.
Bueno y ahora, después de definir el escenario y a los personajes que tendrán influencia sobre el destino de Caperucita, comenzamos con una proyección del cuento hacia la ciudad. Ya decíamos que el bosque es bueno metáfora, como también lo puede ser muy bien el lobo. La ciudad es el bosque del ser humano civilizado, entiéndase también “de Caperucita”, donde uno fácil se puede perder. En la ciudad hay también lobos astutos y malvados que te quieren convencer de muchas cosas. Unos te dicen que trabajes mucho para que ganes dinero y puedas satisfacer tus deseos, o sea consumir. ¿Cuáles deseos? Ya veremos, de eso se encargan también los lobos, de fabricar deseos. Pero como son astutos dicen que esos deseos siempre estuvieron presentes y que ellos solamente te lo han demostrado.
Todavía no se sabe, pero se piensa que en el mundo hay más Caperucitas buenas que Lobos malvados, sólo que los lobos son los que tienen atrapadas a las Caperucitas con sus tretas y sus trampas bien calculadas. Las Caperucitas son personas muy buenas y dóciles y que se prestan muy bien para los encantos del bosque. Ellas casi siempre escogen el camino más largo, mientras los lobos traman ya desde un principio el más corto, sin escrúpulos ni cargos de consciencia. Ellos se guían por un instinto animal y los sentimientos no juegan ningún papel decisivo. Esta es la gran diferencia con Caperucita. Ella se guía mayormente por los sentimientos, por hacer el bien a los demás y ver feliz a los más desdichados. Es allí donde Caperucita mayormente se extravía, dominada por los sentimientos de justicia más intrínsecos del ser humano.
Caperucita puede ser comparada con “Martín perdida en el bosque”, aquella novela cubana de una mujer que se ahoga en créditos de tantos deseos personales. La diferencia está en el egoísmo de ambas: Martín tiene egoísmo personal mientras que Caperucita es desinteresada y su egoísmo único es el altruismo. Para algunas caperucitas, creo que las más buenas, el único egoísmo que siente es el de ver satisfechas sus necesidades recibir tranquilidad ella misma, repartiendo ayuda y amor. Puede que ese egoísmo sea también muy fuerte. En el psicoanálisis se contempla también como una aberración del carácter, aunque todavía no hay pruebas y nosotros simplemente nos queremos concentrar en las enseñanzas del cuento.
Bien pudiéramos decir: “Colorín colorado, este cuento se ha acabado y el tuyo, el tuyo todavía no ha empezado…”. Pero no, ahora queremos concentrarnos en las enseñanzas del cuento para los demás moradores del bosque. Pero resulta que esta publicación se va a hacer muy larga y por eso lo dejaremos para una segunda parte. Así que solamente nos queda decir: “Continuará…”.
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