La suerte quiso que el club automovilístico al que pertenecemos actuara rápido y ya a la media hora yo estaba rodando de nuevo. Nuestro Black se había dislocado un poco por un falso contacto eléctrico y la instalación eléctrica sufrió un paro cardiaco breve. Por suerte, a la media hora yo estaba rodando conjuntamente con Black por el pavimento del puente y me unía fluidamente al tráfico de autos. Como si nada hubiese pasado. Algo así como una breve pesadilla. Aquella que muchas veces nos imaginamos y vemos que le pasa a otros, pero que a nosotros nos ocurre por primera vez.
No obstante, me quedó tiempo para hacer una foto en medio de los coches que pasaban a mi lado silbando por el viento. Un fotógrafo apasionado como yo lo arriesga todo la History del día. Aquí va pues el relato con su foto.
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