jueves, 17 de diciembre de 2009

Misión imposible

Black, nuestro coche, no quiso dar un paso más por el pavimento. Se quedó en el lugar menos apropiado para un coche de su edad: sobre un puente. A 8 grados bajo cero y Black me deja así, sin comerla ni beberla. No me quedó más remedio entonces que salir a plena vía pública y asegurar el lugar de los hechos. La misión resultó casi imposible, los conductores de hoy no tienen tiempo ni paciencia con el que se queda botado en la vía. Si no te pones para la cosa, lo más posible es que te atropellen mortalmente. De nada valió poner las luces de aviso, el triángulo de aviso y la chaqueta que debía resaltar mi persona. Los coches pasaban a altas velocidades sobre los 100 km/h en un lugar donde sólo está permitido viajar a 50 km/h. En este relajo entran todos, jóvenes, viejos, mujeres y hombres.

La suerte quiso que el club automovilístico al que pertenecemos actuara rápido y ya a la media hora yo estaba rodando de nuevo. Nuestro Black se había dislocado un poco por un falso contacto eléctrico y la instalación eléctrica sufrió un paro cardiaco breve. Por suerte, a la media hora yo estaba rodando conjuntamente con Black por el pavimento del puente y me unía fluidamente al tráfico de autos. Como si nada hubiese pasado. Algo así como una breve pesadilla. Aquella que muchas veces nos imaginamos y vemos que le pasa a otros, pero que a nosotros nos ocurre por primera vez.

No obstante, me quedó tiempo para hacer una foto en medio de los coches que pasaban a mi lado silbando por el viento. Un fotógrafo apasionado como yo lo arriesga todo la History del día. Aquí va pues el relato con su foto.

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