lunes, 28 de diciembre de 2009

El médico me confirma la Gripe del Cerdo

El tratamiento de personas y animales, por el cuerpo médico, siempre ha sido distinto. Los médicos tratan a las personas y los veterinarios tratan a los animales. No obstante, e independientemente de la caricatura primera que me hizo Manoli, en donde presento rasgos y similitudes con un verdadero puerco, me fui hoy con mi gripe al médico. Es el cuarto día con la gripe del Cerdo (en alusión a los síntomas y el comportamiento) y el galeno, después de su interrogatorio a una distancia de 4 metros, me diagnostica la gripe porcina. Los pacientes con síntomas y rasgos sospechosos parecidos debíamos esperar en el patio de la consulta, al aire libre, con bozales y guates de cirujano. ¡Qué falta de consideración y de respeto! Pero que no aguanta un marrano por sobrevivir una Navidad y un Fin de Año próximo.

“Usted tiene la gripe porcina y no debe ir a trabajar. Evitará el contacto con las demás personas. Descanse todo lo que pueda y tome sólo las medicinas que se toman durante el proceso de una gripe de temporada. Si el sistema inmunológico está en buen estado, usted estará de vuelta en una semana. De lo contrario podrá remolcar la gripe y sus dolencias durante tres semanas más o menos…”. Estas fueron las palabras definitorias y concluyentes del médico con aspecto de veterinario loco, en cuarto que parecía un establo casi.

Ya sé, ustedes no me creerán y pensarán lo mismo que piensan todos: <>. No señor, yo les remito a las fotos del álbum aquí insertado, donde me verán protegido por guantes y bozal. Estoy asustado, sí, pero hasta iría a trabajar, si no es porque tengo servicio en la central de teléfonos y allí no se puede ir de gallo ronco, esforzando las cuerdas vocales y con peligro de perder la voz total. Me estoy convirtiendo en un susurrador de personas. Por primera vez me veo obligado a cumplir con las reglas de la comunicación y a no gritar. Los demás se han quedado atónitos, al ver que yo no grito ni trato de llamar la atención y de que cuando lo hago, expreso mis pensamientos en voz baja.

Las actividades de hoy son el viaje a Coblenza con las tiendas abiertas y por la noche en casa de nuestros amigos. A la ciudad se fue Romy en el coche con nuestros distinguidos visitantes. Quieren hacer compras de suvenires y medicinas. Mientras tanto yo quedé en adobar las carnes y prepararlo todo para las comidas, al regresar del médico y ellos de la ciudad. Esta noche estamos invitados a casa de nuestros amigos alemanes a tomarnos unos tragos y a festejar un poco estos días especiales; después de la cena.

Observación: La entrada triunfal en coche a Kadenbach, con bozal y guantes de cirujano, llamó la atención de los aldeanos, quienes se alborotaron y los más atrevidos (hombres de mi edad) se acercaron a no más 5 metros a hacerme preguntas curiosas. El aviso de mi “Gripe del Cerdo” ha causado en ellos intranquilidad y pienso que ya tomarán sus medidas.

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