Después del desayuno nos fuimos a la aldea de Arzbach. Las noches en invierno son largas y la anterior la ocupamos en los planes de asalto a la Torre más cercana, dentro de la región del Augst. Habíamos podido reclutar a muy pocos soldados y no todos cumplían con los requisitos establecidos para pertenecer al ejército suicida del gran jefe José Raúl.
Salimos tempranos en nuestros coches blindados por las carreterita que bordea la falda de la loma. Para muchos reclutas subir la empinada montaña fue un verdadero esfuerzo. A la vanguardia mandamos los soldados camicaze Manoli y Tony. A 200 metros de seguridad le seguían entonces Jose Alberto y Raúl. La retaguardia, compuesta por Zeide y Romy, se veían obligada a hacer sus pausas de descanso. Parece que estas soldados diezmadas, con pies planos y caras de yonofuí les faltaba el aire, que cada se les antojaba más enrarecido.
Por fin, al cabo de una hora, pudimos llegar a la cima del Turquino alemán. La toma de la torre fue una victoria casi que pírrica, debido a que los soldados romanos, al vernos, salieron a la desbandada, viendo la superioridad de nuestras tropas.
No se pierdan el álbum del archivo militar que aparece adjunto. Hacemos especial énfasis en las fotos influencia por la creatividad de Jose Alberto, por cierto que muy original.
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