Después de una semana de vacaciones me da miedo ir al trabajo. No tengo sustituto temporal y el trabajo se acumula. La mesa del escritorio queda repleta de papeles, la correspondencia desde el primer día que me fui, etc. Ni que yo fuera un presidente. Nadie quiere asumir responsabilidades y me lo dejan todo allí como mismo llega.
Desde ayer están avisando de un frente frío con nevada y todo, que aumentará ampliamente esta noche. Ya tuvimos unos días catastróficos y mis testigos están ahora en Barcelona disfrutando el buen tiempo que siempre hace allá. Pues parece que aquello no fue más que el preludio de lo que vendrá a partir de esta noche. Lo más bonito de todo es que me toca el segundo turno y no quiero quedarme a dormir en la residencia. Dicen que las temperaturas seguirán bajando y la nieve cayendo. El tráfico de coche será algo casi imposible. Ya tuve mi primer bautizo cuando subía en el coche de la residencia en la Plaza de San José a la otra de la Karthause, que está en la cima de una montaña grande. La semana pasada David me contó que esa subida la había cerrado por peligrosidad. Parece que esperaron a que yo subiera hoy con mi cajita de fósforo (fue el alias que le puso Mano a nuestro Miró), el coche más bonito de toda Alemania.
Cuando llegué a la residencia grande el jefe me estaba esperando y me dijo: “Señor González (desde que vivo en Alemania soy señor) pase por mi despacho”. Uno siempre se asusta cuando el jefe le dice algo así. Enseguida empiezas a cavilar en tu perversa cabecita hago malo que tienes que haber hecho, quizás una queja de alguien que se sintió aludido por algunos de mis chiste, a saber. Después de una semana de vacas se tienen muchas cosas que despachar con el jefe, así que cargué con mi carpeta repleta de papeles y caminaba lentamente pesando en todo lo que podría venir; quería ganar tiempo, aunque no sabía de qué me serviría. A penas entro al despacho, el jefe se para y me entrega una cesta llena de golosinas, vinos, especias, etc. Le pusieron platanitos y arroz porque según el jefe es lo que más yo como. Me dio un apretón de mano y me felicitó por los 50 años y de los 15 que llevo en la firma. La alegría fue tan grande que olvidé el susto inicial paranoico. He dejado la cesta en la oficina de mi compañera de trabajo y mañana traigo unas bolsas para echar las cosas y llevarme el regalo, pues ya me dijeron que la cesta hay que entregarla vacía para el próximo. Mañana le tiro una foto a la cesta.
Romy me llamó desde la guagua. Dice que hasta ese momento todo iba bien. Me llamará desde casa cuando llegue bien y a salvo. Creo que si sigue cómo va la cosa, ni a casa podré llegar en el coche.
Bueno ya saben, seguiremos dando el parte desde Alemania. Las brigadas de rescate y salvamento están en alerta para las zonas de Provincia Camagüey, Guáimaro, Nuevitas, Sta. Cruz del Sur, etc.
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