No para de nevar, aunque ya estuve viendo el tiempo y se piensa que para el fin de semana haya una ligera mejoría de las temperaturas. Actualmente las temperaturas están a menos 8 grados, pero la térmica está a unos 13 grados bajo cero. Térmica significa lo que sentimos los humanos, eso pienso.
El suegro empezó con su mal ejemplo. Estaba desayuno, cuando de pronto lo veo por la ventana de la cocina. Mi suegro apilaba la nieve del frente de mi casa, también el umbral y los caminos de la suya , para después echarle sal de deshielo. La sal hace que la nieve no se asiente y la que va cayendo se derrite. Ese mal ejemplo es el que me ha impulsado a quitarle la paleta apiladora y demostrarles a los vecinos que nosotros los cubanos tenemos vergüenza. Lástima que nadie se dignó a asomarse a la ventana. Pero aquí está la foto testigo, para que nadie diga después que somos unos vagos.
Al rato de haber quitado también la nieve frente a la cochera, empezó la jodienda de la agüita por la nariz. Es una agüita fina que empieza a salir cuando uno está un tiempo afuera en el frío y haciendo esfuerzos. Es la mucosa que está luchando contra los fenómenos naturales y conformando las defensas contra las bacterias. Los cubanos tenemos muchas de seguro; me refiero a las bacterias, no a las defensas. Así terminé, con una nariz más fría que un perro. Es más, me toqué el adosamiento congelado y pensé que tocaba un hocico canino. Sentí hasta como mi olfato se agudizaba y podía seguir hasta el rastro de alguien del día anterior. Pero parece que fue porque había terminado en cuatro patas, con dolores en la espalda y muy cerca del piso.
Qué alivio sentí cuando dejé la paleta y cambié para la palita pequeña para esparcir la sal deshielo. Me acordé de las Guardia Viejas en Cuba. Casi siempre pedía que me dieran el cubito donde los demás echaban los papeles. Había comprendido la división del trabajo, la que quiso explicarnos siempre el profesor de Economía Política. Ahora lo entendía todo claramente. Unos trabajan fuertes y los demás cubren plazas codiciadas. Simplemente hay que cuidar las buenas relaciones con los jefes, darles un cigarrito de gilletén, algo de la merienda de la pausa y decir en el almuerzo que no te gusta el arroz con leche y que por eso se lo das al jefe de brigada; no importa que el postre sea para ti lo preferido de las comidas. Uno aprende mucho en las becas. Y ahora voy apilando y acordándome de aquellos tiempos, de lo mucho que aprendí en las guardia viejas, las ESBEC, etc.
Eso sí, la actividad preferida mía es esta que hago ahora, la de escribir. Estoy en una habitación con calefacción, frente a la laptop, con un cafecito caliente y les escribo todo esto. Nací para la contemplación y para describir las actividades que realizan los demás. Cada uno en su puesto. O como decíamos en Cuba: A cada cuál según su capacidad, a cada cual según su trabajo. Los dejos, que disfruten la foto. No se fijen en la cinta de Rambo que llevo debajo de la gorra. Es que tengo una frente martiana y eso es mucha superficie para el frío. Dos minutos más afuera y se me congela también el celebro. Entonces el agüita que saldría sería durofrío de sesos.
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