domingo, 8 de mayo de 2011

Noche de parrilladas por este día tan hermoso

Bueno ahora me toca escribir a mí algo por el día de las madres. Pero como yo tengo que trabajar hoy, de nueve de la mañana hasta las cinco de la tarde, y se me hace imposible hacer algo especial por este día – y como ya lo sabía de antemano – se me ocurrió ayer pensar en hacer unas fotos y escribir algo para el día de hoy.

Al referirme a este día especial pienso primeramente en mi querida mamita y trato de pasar revista de nuestros momentos vividos conjuntamente. Pero sobre todo me acuerdo más de aquellos instantes felices junto a ella, esos momentos que hacen a mi madre para mí un ser único y extraordinario. La recuerdo muchas veces de cuando ella iba a verme al internado de Alfredo Gómez, sobre todo cuando me quitaban el pase. Después en las ESBEC de Ciego de Ávila, cuando nos sentábamos a la sombra de un árbol y ella me daba los dulces y cosas que me había traído; después de pasarse la noche cocinándolo todo y levantarse a las 4 de la mañana a coger el camión que había alquilado los padres para venir a vernos. Cuando yo me enfermaba, allí estaba ella día y noche velando por mi salud y rezando. Hasta a la RDA ella fue a verme todos los días al hospital, junto a mi esposa.

Pero también pienso en mi abuela Antonia, en Abuela María, en tía Monina que también luchó mucho conmigo, en todas mis tías que siempre me recibían con alegría y muchos besos. No podré olvidar los sagúes, cuaquers y dulces de berenjena que me hacía tía China. Hasta en mi suegra pienso ahora, que siempre me ha querido como a un hijo, sin hacer distinción con sus hijos a la hora de hacer regalos y repartir cariño y dedicación. Y no por último tengo que pensar en mi esposa, en su amor incondicional por nuestros hijos, en mis primas y cuñadas, las madres cariñosas y buenas de mis sobrinos. Todas especiales y sacrificadas.

Ahora pongo aquí este álbum dedicado especialmente para este día, el cuál comencé a las 12 del día, en una altura del valle de Kadenbach. Dicen que a veces hay alejarse un poco de las personas y lugares queridos para verlos en su grandeza y meditarlos. El reportaje de mi peregrinaje turista dice así:

Son las 12 del mediodía. Después de 25 minutos de paseo por el bosque de Kadenbach, me siento en un banco a un costado de la capilla de Kadenbach. Es la capilla que construyeron en el año 1999 y que se puede ver desde nuestra terraza al otro lado del valle, a unos 4 km de camino. Preparé la cámara con el teleobjetivo y enfoqué la terraza de casa. Ahora la tenía allí, delante de mí, como si yo estuviera solamente a unos metros de casa. Entonces tomé el celular y llamé a Romy. La voz femenina de mi esposa, peleando un poco porque la había sacado del sótano donde ella luchaba con la ropa y la lavadora, salió al teléfono y yo le pedí que saliera a la terraza para hacerle una foto. A simple vista no podría verla, pero con estos medios técnicos todo es posible. Allí ustedes verán la foto con ella saludado, y si le falta nitidez a la vista es porque le hice el zoom a la foto y la recorté. La otra foto del paisaje da una idea de la distancia, la cual en línea aérea deben ser solamente unos 3 km aproximadamente.

En mi recorrido primero había pasado por casa de mi vecino Armin para saludarlo por sus cumpleaños. Él estaba preparando con su hijo un puerco en púa y me invitó para esta noche. Se lo agradecí, pero hoy tenemos la visita de nuestros amigos para la parrillada; no obstante iré esta noche después que nuestra visita se vaya. Allí ustedes podrán ver algunas fotos de la parrillada, nosotros todos sentados en la terraza pequeña de casa.

Nuestro amigo Werner no quería perderse el juego de balompié de su equipo favorito, El Dinamo Dresden. Mi amigo nació en Alemania oriental y vivió la mitad de su vida en Dresden. Después quisimos aumentar los visitantes y entablamos una conversación con Carlitos en Ucrania. La diferencia de horario es de solamente una hora, así que todo cuadró. Después cerramos la noche especial con un juego de dominó, en donde los hombres nos impusimos nuevamente, todo antes de la media noche, para no tener que regalar los juegos por el Día de las madres.

A continuación me fui a casa de mi vecino a disfrutar lo que había quedado del puerco y vengan otras copitas de vino y un tabaco dominicano. La noche se hizo para…

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