(del padre Raúl para Camagüebax)
Vivimos en un medio que nos distrae y nos confunde con tantas informaciones. Muchos ven la Internet entonces como una distracción más que nos roba el tiempo y nos enajena. Encima de eso este mundo se ha llenado de ruidos y materiales artificiales. Para la escritura, la tranquilidad y la reflexión no hay tiempo, no hay espacio, no hay sensibilidad. Escribir parece ser algo anticuado, de los tiempos de Maricastaña; cuando el progreso técnico aún no había tocado a nuestras puertas.
No obstante, nosotros, las personas modernas llegamos a nuestros límites, nos encontramos muchas veces con obstáculos insuperables y no vemos la salida. En el aislamiento y el miedo, en la convivencia con banalidades y sinsentidos, escribir puede ser una puerta hacia el mundo online, aquél que también nos puede regalar sostén y salvación. La vida online puede ser una realidad - aunque virtual por cierto – y por eso escribir puede verse como una cuestión existencial de los seres humanos.
“¡El que escribe online no se sentirá nunca solo!”
Esta reflexión ha causado un efecto especial en Raúl, durante sus años de peregrinaje lejos del terruño. Él sabe que escribir le depara tranquilidad y seguridad. “Uno nunca se siente solo, se está siempre en contacto con la persona que escribe. En el intercambio escrito con los demás sabemos que los demás están allí, siempre presente, a la entrada de un programa de correo, en un chat, en un blog o en una Web, en las redes sociales o twitter”: meditó Raúl alguna vez.
A no ser que perdamos la línea – y aun así se puede escribir offline – uno puede contar con un espacio virtual para escribir. Nunca perturbaremos. Al contrario, el espacio espera por nuestras palabras. Nadie nos dirá: ¡No escribas más! Puesto que escribir es el mayor apoyo que pueda recibirse y que nos regala mucha seguridad y sostenimiento.
Escribir – la puerta de salida de la necesidad
Raúl, en su peregrinaje por Europa, no ha conocido otra forma más eficaz de luchar contra el aislamiento y la necesidad de transcender que escribir; lejos de los suyos, de los nuestros. Aquello, lo que tú le habrás podido decir a otros en momentos de grandes soledades y necesidades, eso lo ha vivido Raúl con anterioridad en sus reflexiones. “Pero ahora a escribir, ya encontraremos una salida…”: se ha dicho en muchas ocasiones. Siempre, a través de la escritura, ha encontrado el camino de la salida. Escribir significa para él, dejarse saber de los demás, y también saber de ellos; contarles mucho o nada. Escribir ha sido para él un encuentro personal con los suyos, un diálogo de cordialidades, que se nutre de palabras exactas, sólo las necesarias. Pareciera que cargamos con los nuestros a todas partes.
Todo lo que escribimos lo podemos practicar en nuestras vidas. Escribir es la variante original de hablar con nuestro corazón. Se trata entonces de un intercambio entre corazones aparentemente aislados…continuará en la próxima publicación sobre “Escribir online”.
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