Para Romy la plaza del mercado seguro que tiene muchas más historias y recuerdos que las que yo pueda acaparar en mis cinco años de residencia en la ex RDA. Pero también tengo mis recuerdos y no menos importantes. En la Plaza del mercado, o del ayuntamiento, nos bajamos juntos de la guagua una vez que veníamos de Döbeln, ciudad a 10 km de Roßwein. La acompañé hasta su casa y allí en el umbral de la puerta principal le di mi primer beso en la boca. Ella una niña de 17 años y yo un varón cubano de 24 años. Eso fue mayo de 1985, casi medio año de estar yo en Roßwein. También en ese ayuntamiento nos casamos el 22 de noviembre de 1986 y allí en la puerta que se ve a la izquierda tenemos una foto conjuntamente con nuestros familiares y amigos.
Pero no crean, en cada umbral de esas casas se besaron los cubanos con sus novias del momento. Los jueves abrían entonces la discoteca Hércules y los cubanos no faltábamos nunca. Lástima que muchas madrugadas fueran manchadas por las broncas que formaban los cubanos a la salida del disco. Si los adoquines de la plaza pudieran hablar, cuantos secretos no pudiésemos arrancarles, y muchos de ellos de broncas de cubanos con alemanes, casi siempre comenzadas por los huéspedes de la ciudad.Imaginémonos por un momento que nosotros los camagüeyanos pudiéramos tener ese privilegio de ver la plaza de la Revolución, el Parque Agramonte, la calle Comercio, la terminal de los Ferrocarriles o cualquier parte conocida y muy visitada de nuestra bella y legendaria ciudad. Nada, que todos los días entraría a ver el lugar, a saludar mi suelo patrio. Sería como sentirme cerca de un lugar tan añorado.

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