Es tradición en esa taberna, antes de consumir el preciado pollo, efectuar el juego del queso a la banderilla. Peter, el dueño y camarero a la vez, es quien decide el número del dado, haciendo una tirada él primero. A partir de entonces el dado pasa de mano en mano, mientras que sacar el número signifca comerse un pedazo del queso. Pierde aquel que tumba la banderilla por la falta de la base, el quese, que ha sido consumido con cada acieto del dado. Esta noche fue la cifra dos del dado.
Al final la suegra tumbó la banderilla y perdió el juego. Pero hoy rompimos la regla que dicta: quien tumba la banderilla tiene que pagar la noche. Los suegros eran los invitados. A continuación el álbum de la noche.
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| 2009_10_31 |

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