Bien podría quizás decir mejor „Gracias por compartir vuestras vidas conmigo“. Después de mandarle a mi prima la ayuda redactada de cómo se suben fotos al blog, había guardado la laptop y me había puesto a cocinar el almuerzo. Mientras cocinaba, me iba repasando las nuevas publicaciones en RF y me sentía muy alegre, me sentía vivir de nuevo y me preguntaba al momento “¿Qué es lo que te hacen tan feliz?”. Sencilla es la respuesta y me di cuenta inmediatamente. Poder participar de vuestras vidas, tener este roce constante con ustedes, eso es amor, eso es cariño, eso es Jesús, ese es el evangelio al que me refiero. Escudriñaba las fotos de Raulito, viéndolo ahora allí en el camión, trabajando y pensando de que a pesar del tiempo, el hacía las fotos. También la foto de mi prima con su angelito Angelina y lo que ella narraba. Todo eso era algo que me hacía feliz.
Cuando alguien escribe – sobre todo cuando ese alguien es el único – y pone fotos suyas, quiere contar cosas, hacerse presente entre los demás, entonces el que lo lee bien puede pensar fácilmente muchas cosas. Por ejemplo que esa persona es un ególatra, que su narcisismo lo domina. Sin embargo, no es el caso. Pienso que el egoísta es aquel que no comparte su vida, que se repliega y se queda en el silencio. No hay justificación. Cuando yo escribo y pongo mis fotos, me asaltan esos pensamientos. Pero a mí me gustaría mucho que los demás hicieran lo mismo; así yo no resaltaría tanto. Lo importante es mantenerse en contacto.
Encima de eso, somos familiares. Pienso ahora en mi prima Reyna, allá en México, dándolo todo por los pobres. ¿Pero y nosotros? No somos también pobres. La pobreza tiene muchas caras, no es solamente la que más se conoce, la material. Eso lo sabe ella también. Parecería yo un egoísta si le exigiera que descuidara un poco más a los pobres mejicanos y se ocupara de sus primos. Sí, por qué no, de exigirle que compartiera su vida con nosotros, que nos mandara fotos con sus pobres niños, de sus cuidados y sus atenciones para con ellos. Así su dedicación sería completa y nosotros recibiríamos su evangelio.
Creo que he sido claro, a pesar de que escribo contra reloj. Son aquí ya las 10:45 horas y tengo que terminar el almuerzo, bañarme y empaquetar la cena para esta noche en el trabajo. Me hubiese gustado escribir también sobre otras cosas, muchas más que me pasaron por la mente mientras cocina. Pensé en tío Armando y tía Monina, que fueron tíos estupendos, muy cariñosos y de los que tengo muchas anécdotas y muchas cosas que contar. También pensé por un momento sobre el parecido en la cara que se da Raulito con tío Armando. Pensé muchas cosas. Será para más adelante.
También quería explicar lo fácil que se mandan fotos para un blog a través del móvil, del celular. Pero eso me lleva más tiempo explicarlo. Ya lo haré. Entonces reflexionen, mediten más profundamente sobre todas estas cosas. Vale la pena intentarlo. Todo nos quejamos del tiempo, pero allí no está la cosa, el tiempo es una ilusión, lo que cuenta es el cariño, el roce, las convivencias conjuntas; no importa que no sean personales como quisiéramos. Es mejor esta relación virtual que ninguna. ¡Créanme, por esta vez!
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