martes, 26 de noviembre de 2013

La bestia en el cine

24.11.2013 Cine24.11.2013 Cine

24.11.2013 Cine, un álbum en Flickr.

A través de Flickr:
Mi esposa y yo nos fuimos el domingo al cine a ver la película Los juegos del hambre (Los tributos de Panem, en alemán) segunda parte. La reservación de los asientos la hicimos temprano en la mañana y no obstante nos tocaron los dos puestos en la hilera 5, porque a esa hora de la mañana ya casi todo el mundo había reservado con anterioridad. Nos tuvimos que conformar con asientos casi rosando con la nariz de la pantalla porque nos habíamos quedado muy impresionados con la primera parte de la triología.

Durante los primeros 10 minutos antes de la película, el espacio de tiempo que ocupa la cinematografía para emitir los anuncios, noté que me era casi imposible seguir las imágenes muy movidas y decidí recorrer todo el cine para ver si encontraba asientos vacíos. Nada, no tuve suerte. Salí al vestíbulo y le conté al cajero mi desventura. Este me contó que por un euro más de pago, podíamos subir al balcón y ocupar dos asientos vacíos juntos casi al final del cine. Un lugar privilegiado. Regresé y se lo conté a Romy, que ya estaba un poco molesta con mi intranquilidad, diciéndome todo el tiempo que yo soy muy inconforme. En eso a veces no le falta razón.

Pero la suerte quiso que yo no me quedara sólo y recibiera apoyo de la bestia. Durante mis investigaciones se había sentado un joven corpulento en el asiento contiguo al nuestro y éste hombre evaporaba un olor pestilente indescifrable muy penetrante y que provocaba náuseas. Nunca en mi vida mi nariz se había sentido tan irritada, ni en la residencia para la tercera edad donde trabajé, pues la peste era tan perversa y no tenía comparación. Romy me dijo después que si ella, que estaba a dos asientos del tipo lo sentía demasiado fuerte, entonces bien se podía compadecer de mí que estaba a sólo un asiento del mío. Y esto quiso que Romy cediera y pasáramos al balcón, desde donde se podía ver la película perfectamente, sin olores perversos y a la distancia perfecta de la pantalla. Las bestias juegan a veces un papel importante en la sociedad, no importa que vayan contra todas las reglas de convivencia de los seres humanos.

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