Es invierno por el clima porque según la fecha el mismo empieza el 21 de diciembre (el día que debe acabarse el mundo en este año), por lo que todavía estamos en otoño. Afuera la nieve se ha apoderado de calles, aceras y jardines. Por eso el horno de la sala se convierte entonces en el lugar de las citas diarias.
Cuando veo a Romy tejiendo en la escena donde ella está en primer plano, delante del resplandor de las llamas en el horno, percibo ese sentimiento de cobijamiento y entonces el mundo está en orden y todo es armonía. Creo que este sentimiento se acrecienta por los detalles que componen la sala, los cuales han cambiado en los últimos tiempo: el parkett del piso, los colores escogidos por Romy para el tapete de las paredes, el televisor de pantalla plana que nos regalaron nuestros hijos el año pasado por las navidades. Pero sobre todo por la dulzura de Romy al mirarme y atenderme. Y como Romy no quiere que yo siempre la esté fotografiando, pongo aquí esta fonto sin ella, pero con los detalles de fondo:

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