Cuando se ven las fotos uno tiene la sensación de pasar por lo mismo que pasó el actor Bill Murray en esa película muy conocida y que en España la llamaron “Atrapado en el tiempo”. Pero no es así, esta vez nos fuimos por otros recovecos del lugar, aunque dos veces pasamos por la misma granja de animales. La granja es el paraíso y la felicidad nos lleva hasta allí siempre. Cada vez que pasamos por el lugar comenzamos, Romy y yo, a imaginarnos cómo podríamos salvar la granja de la bancarrota, disfrutamos buen rato observando el verdor del paisaje, las flores en el césped, el buen calorcito con su brisa, el cielo azul y despejado de nubes. Tantas cosas bellas nos transporta enseguida nuestro mejor tiempo en Roßwein y nos damos cuenta que recordamos aquellos momentos felices y los comparamos con los actuales. La excursión o el recorrido, es como una cinta que se rebobina una y otras vez, y nos hace muy felices al vernos juntos y disfrutando la vida.
Claro, el lugar es mucho más bonito que todas las fotos que yo pueda hacer. Allí faltan los aromas, la brisa del aire, el gorjear de los pajarillos y el relincho de los caballos; pero sobre todo faltamos nosotros. Me pasa, nos pasa entonces lo de la película, sólo que aquí la repetición es positiva, que es como ver una buena película dos y tres veces. No se sorprendan entonces si en lo adelante seguimos haciendo y poniendo fotos del lugar. Lástima que falten las vacas y otros animales. Me han dicho que la granja cayó en bancarrota y que los habitantes tuvieron que vender el ganado.
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