jueves, 26 de noviembre de 2009

Pepito llegó a los 50 años de edad

Lo siento mi hermano, pero un acontecimiento así merece la perna gritarlo a los cuatro vientos. En primera, para llegar a esa edad se ha de haber recorrido un largo camino, lleno de vivencias y de muchas emociones, de altas y bajas, de alegrías y sinsabores. Eso sí, no te tragues el cuento de que estás en la mejor edad. A partir de ahora la cosa se pone un poco difícil. No quiero engañarte; me lo han dicho. Empezarás a arrugarte por día y habrá algo adosado a tu cuerpo que empezará a declinar vertiginosamente.

Has llegado a la edad en donde el reenganche en su amplio sentido de la palabra no es saludable. Deberás evitar repetir en las comidas y mucho más con el sexo. No es que lo hagas por disciplina, es que después te arrepentirás. Quedarás en muy malas condiciones y necesitarás más tiempo para recuperarte. Trata de ser más modesto y comedido.

A los 50 años los catarros pueden derivar en bronquitis, los resfriados en neumonías, un golpe pequeño deja hematomas, un dolor de cabeza es como un derrame cerebral. Los chicharrones te parten fácil un diente y los frijoles te vuelven muy ventoso. A partir de ahora debes ser más cuidadoso con todo, todos y todas. Te lo está diciendo Raulito, tu hermano que sólo quiere lo mejor para ti.

Cuando tengas sed, ok, toma agua, pero revísate por si tienes diabetes. Cuando el chorro de orine no alcance la curva de antes, lo mejor que haces es controlarte la próstata. No cojas miedo, es pura profilaxis. No te pongas resabioso si ves que ahora tienes más cerilla en los oídos o si estás cansado y no puedes dormir. El cuerpo reacciona con retardo, ten más paciencia contigo mismo. No importa que hayas sido un buen chofer. Verás que ahora frenas ya cuando te ponen la amarilla. No te me aflijas, pero a esa edad aquí en Alemania ya la mayoría tiene su testamento y su decreto o disposición del paciente. No sé si sabrás lo que esto significa, pero es algo así como no permitir que te mantenga en estado de coma en contra de tu voluntad. Si no sientes nada, es que ya estás muerto. No recargues al que viene detrás con decisiones que tú mismo puedes tomar en vida.

Si llegas a los 80 años de edad – como Papi – te cagarás en la madre del que te diga que has llegado a una edad hermosa. Pero no te asustes, esto no es muy probable. Tú has tenido muchas mujeres jóvenes y de seguro que no has podido repartir tus energías. Pero si ocurre el milagro, verás que todo es relativo. Tener párkinson o Alzheimer, son enfermedades muy fuerte, pero vista desde un punto de vista práctico pudiera decirse que es hasta mejor conocer todos los día a nuevas personas (no importa que sean familiares) que derramar la cerveza antes de llevársela a los labios.

En fin mi hermano, te compadezco. Pronto cumpliré 49 años y tú podrás darme los consejos con mucha más experiencia. Lo mío es sólo teoría. Así que no me culpes si he sido un poco suave con todo esto y no intenté abrirte más los ojos. No tengo todavía esa experiencia para poder alertarte con más fidelidad.

Ah, se me olvidaba, te deseo mucha salud, felicidad y potencia; o viceversa. Creo que trastoqué el orden. Ya me entenderás. Eso sí, te quiero con carajo y te deseo lo mejor. Sobre todo cuando veo una foto tuya. Sin ser religioso, pero me pongo a rezar por ti. La piedad empieza casi siempre por impresiones fuertes. Tú has sido una de ella. Te queremos mucho y eso es lo que vale. Sin más, un candidato a los 50tas.

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