Hola Rauly, espero que te pongas bien pronto, con el susto de mi correo seguro que te levantas de la cama y vas directo para el trabajo, ja, ja, ja.
He tenido unos días terribles con Leandro y Leony enfermo, uno con 38 y el otro con 39, ¿te imaginas? Una Super Mamá, a uno le llevaba una pastilla, a otro un baño de alcohol, así me pasé desde el miércoles pasado, aunque en realidad a Leony le empezó el viernes,el domingo Día de las Madres, yo estaba como que de carreras, no paré en todo el día, gracias a Dios ya están mejor, al menos no con fiebre tan alta, ayer Lean tenía 37 y todavía le queda mucha tos, cosa que no me gusta, pero ahí vamos.
Ahora estoy en el trabajo y ellos cada uno en su escuela, y al revisar y ver que estabas enfermo, enseguida dije: ahora sí tengo que escribir, eso al menos lo alegrará un poco, espero que te haya llegado un poquito del inmenso cariño que te tengo.
Aquí te va una foto del "Día de las Madres" Leony tirado en el sofá viendo TV y con fiebre, pero los llamé a los 2 para una foto conmigo.
Bueno, besos, besos y apapachos, te quieroooooooooooooooooo Reynamary

Así que hay que enfermarse para poder saber algo de mi primos chilangos. Sobre todo de la más responsable de todas. No creas que te justificas con eso de que Leony y Lean estaban enfermos. En realidad nos dejaste fuera del potaje. Si no es porque yo me enfermo, ni pitocha hubiésemos sabido de esas fiebres y cuidados tuyos. ¡Ya sé para un futuro, inventaré las enfermedades! Habrá un poco de preocupación, pero al menos te tendremos así de vez en cuando entre nosotros.
ResponderEliminarBueno en cuanto a este pobre enfermito. Resulta que no me enfermo desde no sé cuándo y siempre voy a trabajar. Pues el médico hoy me rebajó de servicio por el día de hoy nada más. Pero se lo dije en la misma cara – hasta ese momento los dos éramos cortés y amables – que mejor me hubiese rebajado de servicio hasta el viernes y así el lunes estaría sano de nuevo. Pero no lo hizo. En mi trabajo mis compañeros cada vez que se enferman cogen hasta dos semanas y por menos que yo. Me dijo que viniera mañana a la consulta si todavía me sentía mal. Le dije que no, que hoy había venido arrastrando el alma como un perrito callejero y que si mañana me sentía mal y de eso estaba muy seguro, pues tengo dolores hasta en los dientes, lo llamaría y que el escribiera la rebaja. Lo aceptó, él muy cuadrao. No iré más a su consulta, se lo tiene bien merecido.
Después, por el camino de regreso, me entró la furia de Gonzalillo, como bien dice Miguel. Estando ya en casa llamé entonces a mis compañeros de trabajo y les conté el pase y que si de verdad mañana estoy bien, voy a trabajar. Ellos me dijeron que no cogiera lucha y que restableciera mi salud. Pero les dije que intentaría ir hasta arrastrando los pies. Se lo conté a Romy y ella también no comprende al doctor. Así que ya veremos mañana, por el momento me siento como mis futuras hemorroides, soy tripa y pelo nada más. Aunque cuando me miro al espejo me convierto en un príncipe azul. Me viene entonces a la mente lo que le dijo al destupidor del servicio – ese que es una goma en forma de campana con un palo de mango – a una ranita verde: “Si tú te conviertes en un príncipe, yo me convierto entonces en la campana de la Santa Basílica de Vaticano”.