Somos el Sándwich de los aniversarios, el 16 cumplió Romy cumpleaños, hoy cumplimos 26 años de casados y el 12 es el cumpleaños de la figura emblemática de Camagüey. En medio de estas dos fechas importantes para nosotros nos casamos un frío noviembre de 1986. Oliver había nacido el 18 de abril, apenas tenía sus meses de ver la luz y ese día tenía fiebrecita; por eso no pudo asistir y lo dejamos a cargo de la señor Kissling, una buena amiga de la familia, lo mejor que ha visto el mundo europeo.
Pero casarse es un acto civil que adquiere sus dimensiones importantes cuando se conoce bien el trasfondo en que se desarrolla toda la trama, con su contrato y todo. Esto se puede narrar fácilmente porque el amor lo sostiene, que siempre hubo desde un principio y es la columna vertebral de nuestro matrimonio. No importa que digan que los hombres son como son. Somos el protector de la familia y la mujer la engendradora de vida y amor.
Resulta que tuvimos que casarnos rápido y tener hijos para poder seguir juntos sin problemas; no obstante a que era eso lo que teníamos planeado por amor. Así mismo, fuimos víctimas de presiones y objeciones de ambas partas, la cubana y la alemana. Yo estaba casado en Cuba y Romy en Alemania estaba encinta de mí. Nos amábamos locamente y temíamos por nuestra separación indefinida. El jefe de Zona de Cubatécnica en Leipzig me presionaba sobre mi estancia en Alemania, limitada a dos años de trabajo si yo no hacía lo que él me ordenaba. Él y el jurídico de la embajada cubana en Berlín tenía una disputa de años y el jurídico había anunciado su visita a Roßwein por una carta que le había llegado a Fidel Castro en Cuba de un cooperante socialista de Roßwein, que así se llamaban los cubanos que trabajaban y se calificaban en Alemania.
En medio de aquella tormenta de problemas y miedos, decidimos casarnos y después el diluvio. La parte alemana luchaba porque Romy no tomara esa decisión y le pedían que lo pensara, que no era fácil casarse con un extranjero, de otra cultura, otras costumbres, etc. Así eran también nuestros hermanos del CAME. La policía llego hasta el punto de ofenderla. Pienso que detrás de esto estaba la Stasi alemana, el órgano de seguridad del estado. Por otro lado la embajada cubana en Berlín también me pedía que lo pensara bien, que yo era joven y tenía en Cuba muchas oportunidades, también con mujeres; además de que yo me había divorciado por poder hacía unos días apenas. Todas aquellas observaciones y presiones no pudieron desviarnos de nuestro objetivo: formar una familia y vivir feliz, no importara donde; aunque preferentemente en Alemania. Para nuestros hijos había aquí mejores condiciones y un futuro mejor materialmente.
La historia es larga y llena de anécdotas bonitas y otras difíciles; pero ya llevamos 26 años y hay que darle la medalla a Romy. Ella ha sabido calmar mis pasiones, mis resabios y mis desvíos. El reflejo de su amor, su aplicación, su inteligencia y su dulzura han hecho de mí un esposo enamorado y admirador de ella. Espero que algún día podamos doblar la fecha y cumplir muchos años juntos y felices. Juntos podremos vencer todas las dificultades y superar los momentos difíciles. Hemos tenidos muchos momentos felices y esa es nuestra base. ¡Nos amamos verdaderamente!
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